El uso de drogas inyectables y el VIH en Rosario*.

Siri Pablo** , Inchaurraga Silvia***

 

Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias y Sida – CEADS

Universidad Nacional de Rosario

 

Resumen:

Introducción: El uso de drogas inyectables (UDI) es una práctica ampliamente difundida en nuestra ciudad desde hace más de una década, el compartir equipos de inyección, ligado a la misma, fue el factor responsable de contagio en más de la mitad de los casos de VIH registrados en Rosario.

Objetivos: Realizar una aproximación a la evaluación de la situación del uso de drogas inyectables y sus consecuencias en el marco metodológico de RAR (método de Evaluación y Respuesta Rápida) recomendado por la OMS.

Material y Métodos:  El estudio abarca estudios epidemiológicos previos o relacionados, encuestas por método directo (consultantes) e indirecto (muestreo en red), entrevistas directas a consultantes y triangulación de la información.

Resultados: El UDI es un fenómeno frecuente en nuestro medio, se ha estimado que más de 3.000 personas podrían haber contraído el VIH a por esta vía en Rosario desde el inicio de la epidemia. La cocaína es utilizada por el 100%, una parte minoritaria utiliza opiáceos. Una serie de 40 consultantes por adicción registró un 63% con uso actual o pasado de drogas intravenosas. A través de un muestreo en red se recolectaron datos sobre 170 usuarios de drogas inyectables durante cuatro meses, el 63% de los cuales eran VIH (+),  el 70 % comparte equipos de inyección. El 89% de este grupo no concurría a ningún tratamiento para su adicción, el 13% tiene menos de 20 años. Sólo 20% de los UDI/VIH (+) realizan control y tratamiento de su infección.

Conclusiones: La falta de estudios sistemáticos sobre el UDI hace que desconozcamos sus índices epidemiológicos. Los datos disponibles sugieren que el UDI es un fenómeno frecuente y las condiciones en que lo realizan los expone a grandes riesgos. Estudios más profundos e intervenciones urgentes sobre este grupo deberán ser puestas en marcha a la brevedad.

 

 

Introducción:

La diseminación del VIH en el mapa mundial presenta variaciones importantes en cuanto a la vía de transmisión prevalente. Así, en África la transmisión sexual es la vía ordinaria de contagio, mientras en América las tasas son variables de país a país y aún de ciudad en ciudad. Argentina, con 41% de las infecciones transmitidas por UDI, es uno de los primeros países en América para esta vía. Los grandes centros urbanos de Argentina y Brasil concentran, en Sudamérica, la mayor parte de estos casos. En este sentido Rosario posee la mayor población VIH del país después de Capital y el conurbano bonaerense, representando poco más del 6% nacional. En la ciudad de Rosario la prevalencia de contagio VIH por UDI en los casos notificados desde 1988 hasta el 30/10/97 es de 72% entre los varones.

El contagio del VIH no constituye en absoluto la única causa de riesgo sanitario para los UDIs, existen otras infecciones y enfermedades no infecciosas, los riesgos sociales y legales, la disolución de los lazos familiares y parentales, entre otros.

El uso de drogas inyectables (UDI) es una práctica ampliamente difundida en nuestra ciudad, sin embargo, la información local (y Nacional)  en materia de drogas es escasísima, y en materia de UDIs, prácticamente inexistente. En el presente estudio intentamos iniciar el armado epidemiológico de este campo, introduciendo las metodologías recomendadas en la Guía para la evaluación Rápida y desarrollo de Respuestas en el Uso de Sustancias Intravenosas (Rapid Assessment & Response Method - IDU – RAR, 1998) del Programa sobre el Abuso de Sustancias de la OMS.

 

Material y Métodos:

Se incluyó información de diversas publicaciones oficiales de VIH y se revisaron los estudios disponibles y publicaciones locales en busca de datos relacionados al consumo de drogas inyectables. Se realizaron los siguientes estudios de campo: 40 encuestas directas, 15 entrevistas personales a UDIs y un rastreo ampliado por snow-ball con datos recogidos sobre más de 170 UDIs en un corte de cuatro meses, fueron sometidos a triangulación entre sí y relacionados con datos existentes.

Durante el segundo semestre de 1998 fueron realizadas 40 encuestas y 15 entrevistas en forma directa a pacientes consultantes en tres Servicios de potencial consulta de adictos en las zonas norte, centro y sur de la ciudad. Dos Servicios eran públicos, uno privado; en el 90% de los casos fue posible la confirmación serológica para VIH.

Entre los meses de Septiembre y Diciembre de 1998 realizamos un estudio utilizando la técnica de información nominativa (muestreo en red) a través de un snow-ball en el que participaron 10 pacientes regulares (7 masculinos y 3 femeninos) como informantes sanitarios directos, la cadena intermedia de información constó de alrededor de unas 15 personas más. La encuesta es simple de compilar y consta de sólo 7 preguntas. Obtuvimos datos depurados sobre 170 UDIs activos al momento del estudio. La composición geográfica final resultó heterogénea (36% zona Norte y parte del cinturón Norte de la ciudad que recibe atención en Rosario, 13% zona Centro, 31% zona Sur y 20% zona Oeste)  En los cálculos finales no intervienen los datos personales de los 10 encuestadores para no viciar la muestra (el grupo es íntegramente de consultantes regulares). A través del mismo método se recogieron datos sobre 80 usuarios crónicos de opiáceos.

 

Resultados:

Para Marzo de 1999 habían sido estimados oficialmente a nivel nacional 16.831 casos de HIV/SIDA. Estimaciones del Programa Nacional, OPS/OMS, y ONUSIDA calculaban en  el informe Junio 1998 que entre 80.000 y 120.000 personas vivían con VIH en la Argentina. Las cifras oficiales para Santa Fe son de 1021 casos, el 85% de ellos aproximadamente reside en la ciudad de Rosario, representando la misma algo más del 6%  de los casos. Si traspolamos las estimaciones reales a las cifras oficiales tenemos una proyección de 6000 a 7000 casos de VIH/SIDA para Rosario. No obstante esta estimación, que consideramos  conservadora, existen estudios que estiman en más de 10.000 el número de portadores en la ciudad. Dado que la tasa de prevalencia de transmisión sanguínea por UDI es de por lo menos de 60% (63% es la tasa promedio combinada hombre/mujer en una relación 3:1, 65% es aquella que suma la sanguínea pura más la combinación con otras prácticas de riesgo, calculadas sobre datos del Inf. Epidemiológico de Promusida), el número de casos que habrían sido contagiados de VIH por el uso inyectable de drogas sería de almenos entre 3600 a 4800 personas.

Según el resultado del  estudio de muestreo en red sobre los 170 UDIs aproximadamente el 65 % de los mismos son VIH (+) (el 63% es con seguridad (+), a los cuales debemos sumar una buena fracción del 12% que desconoce su estado serológico pero tiene diversas conductas de alto riesgo tales como UDI más prostitución o relaciones a riesgo con VIH (+), etc.). De tal modo el número total de UDIs con y sin VIH serían almenos 30% mayor que aquellos UDIs/VIH (+): el número total de UDIs en Rosario podría estimarse entonces entre 4000 a 6000.

Por supuesto es un  número estimado, sujeto a la desviación posible en la transpolación y fundamentalmente al hecho de representar un número cumulativo, y por lo tanto estático, debido al desconocimiento de los índices dinámicos como la tasa de remisión espontánea o ligada a tratamiento así como la incidencia de la práctica UDI; sin embargo, nos parece una cifra bastante conforme a la realidad: entre 4000 y 6000 UDIs por lo menos habitan en la ciudad si consideramos aquellas personas que se han inyectado drogas intravenosas por lo menos una vez en los últimos cuatro meses. El número es mucho más alto si se toman en cuenta los antecedentes de uso intravenoso y no sólo el uso actual (UDIs acumulados). Nuestra población UDI es, además, difícil de estimar porque:

 

·        Nos hallamos en contacto con un porcentaje muy pequeño de UDIs. En nuestro estudio de muestreo en red el 89% de los UDI no concurría a ningún Servicio de Salud Mental, Psicología, Psiquiatría, Toxicología u otro para buscar tratamiento para su adicción (En Amsterdam por ejemplo, el Programa para Adicciones se halla en contacto con el 70% de los UDIs)

-   El patrón de utilización de nuestra principal sustancia de abuso, la cocaína, produce una tasa de recambio muy alta y veloz, continuamente están iniciándose en la práctica nuevos adictos a la vez que otros dejan, por diversos períodos de tiempo el uso intravenoso, a veces para siempre, creando una población de un número continuamente variable aunque en términos globales es estimable (en las entrevistas pueden escucharse claramente relatos acerca de este hecho, algunos pacientes pueden dejar de inyectarse por semanas, meses o a veces años y luego en determinado momento retomar el hábito). En Europa y Asia la adicción a opiáceos, forma inyectable predominante, tiende a producir una población de UDIs  más estable, sostenida y prolongada en su hábito, debido al fuerte Síndrome de privación física que producen estas drogas.

Los datos surgidos a partir de la investigación en terreno son los siguientes.

 

Entre los 40 adictos encuestados (consultantes):

El 77%  son varones y el 23%  mujeres.

El 57% consulta por adicción a cocaína, el 37% a las benzodiacepinas, el 14% a opiáceos y algo menos de un 10% a la marihuana, alrededor de 5% por inhalantes y otro 5% por adicción a anticolinérgicos.

El 63 % registra antecedentes o uso actual de drogas i.v (37% actual o menos de 6 meses, 16% entre 6 meses y 2 años, y 10% hace más de 2 años)

El 82% de los consultantes con antecedentes de UDI tiene antecedentes penales o causas penales abiertas

El 45% de estos consultantes a Servicios por adicciones es VIH (+) en nuestra serie.

El 78% había intentado tratamientos previos en diversos lugares, el 55% de los mismos es UDI (el 68,75% de los UDI que recibieron tratamientos anteriores tuvo entre 1 y 5 internaciones en Comunidades Terapéuticas).

 

Entre los 170 UDIs encuestados por muestreo de red:

El 70% son varones y el 30% mujeres.

El 63% es VIH(+), el 10% tiene altísimas probabilidades de serlo, aún cuando desconoce su estado serológico (comparte jeringas, combina homo/bisexualidad y/o prostitución sin protección), de modo que alrededor del 70% de esta serie de UDI es probablemente VIH (+) de ellos, el 62% no hace tratamiento para su VIH. Sólo un 20% hace tratamiento con control clínico regular. La extensa mayoría de los encuestados se encuentra fuera de tratamiento por adicción (el 89% no concurre a ningún Servicio de salud en busca de tratamiento para su adicción).

Además, casi el 70% comparte y reutiliza equipo de inyección (68% ± 3%), sólo un  20%  toma siempre precauciones.

 

 

20 años o menos:

                          13%

21 a 25 años:                                               

                        21%

26 a 30 años:                                               

                        36%

31 a 39 años:                                               

                        25%

40 años o más:                                            

                          5%

Distribución etaria en el grupo (n=150)

 

El 100% de UDIs encuestados se inyecta cocaína y alrededor de un 14% usa o ha usado opiáceos i.v (principalmente morfina) en forma generalmente irregular o esporádica con diferentes  grados de frecuencia.  

En un rastreo acotado con sólo dos informantes sanitarios se recogieron durante Enero de 1999 datos mínimos (con técnica nominativa) sobre un grupo de 80 adictos crónicos de Hydrocodona o dihidrocodeinona oral. De ellos, el 61% resultó VIH (+) y el 71% consumía, además, cocaína intravenosa, el 89% se halla fuera de tratamiento para su adicción. Sin embargo, si tomamos el subgrupo de menores de 26 años (22 personas), encontramos  que sólo el 23% es UDI y el 23% de los mismos es VIH (+). 

Los opiáceos orales e inyectables son extensamente comercializados por una gran cantidad de bocas de venta, varias decenas de lugares, en la Zona Sur fundamentalmente, venden hidrocodona oral  (a un precio corriente de 12 a 15 U$S la dosis (5 cápsulas o comprimidos de 5 mg). La morfina en ampollas, aunque irregular en su aparición en el mercado, suele conseguirse con relativa frecuencia, sobre todo en ciertos círculos de Zonas Sur y Oeste de la ciudad, con precios de 5 a 10 U$S la ampolla. Otros opiáceos pueden encontrarse con diversos grados de frecuencia.

La cocaína se encuentra prácticamente en todos los ámbitos metropolitanos, consiguiéndose con una facilidad geométrica (los puntos de ventas superan sin dudas el millar)  y a precios bajísimos, tales como menos de 5U$S el gramo de clorhidrato de cocaína purísima. El uso inhalatorio se halla extendido a cantidades no estimadas pero seguramente altísimas, mucho mayores al uso intravenoso (5 ó 6 veces mayor como mínimo, lo cual hablaría de al menos un par de decenas de miles de usuarios regulares en la ciudad), este grupo tiene un alto porcentaje de peligro de entrar en abuso grave en cualquier momento, con graves repercusiones en su vida y su entorno.

Para ambos grupos es altamente frecuente la concurrencia de poliadicciones (combinaciones: cocaína + alcohol u opiáceos o benzodiacepinas o combinaciones de ellos, también se combinan las vías, por ejemplo opiáceos o benzodiacepinas orales + cocaína intravenosa, etc.)

 

Discusión:

Creemos que el conocimiento preciso y la comprensión de las características antropológico-sociales, geográficas, etarias, de las patentes de consumo, sanitarias y subjetivas de los sujetos UDIs y otros usuarios de drogas es absolutamente imprescindible para poner en marcha las intervenciones más adecuadas y efectivas, así como los métodos idóneos para monitorearlas, tendientes a mejorar su estado en todos los sentidos.

Nuestro estudio comprende en  suma, más de 170 UDIs que, para la cantidad estimada total, representan alrededor del 2% al 3%. Por lo tanto creemos que la muestra adquiere significatividad estadística, de todos modos esperamos que estudios más extensos y perfeccionados confirmen o modifiquen y amplíen las conclusiones resultantes de éste, sobre todo en virtud de las diferencias existentes entre los diversos subgrupos que poseen características comunes propias. La utilización de la técnica de snow-ball por muestreo en red no arroja siempre datos con el nivel de precisión deseable, sin embargo, tiene una alta efectividad para acceder a grupos de muy difícil contacto. Por otro lado cabe la posibilidad de repetir el estudio con diversas poblaciones y hacer comparativos viendo si se llega al punto de saturación, lo que nos daría una idea clara de la certeza de los datos y la efectividad del método en particular. La ampliación de estudios directos sobre terreno así como el perfeccionamiento en las técnicas de evaluación de situación y respuesta a las intervenciones es una de las claves para el desarrollo de políticas adecuadas en materia de uso de drogas y sus riesgos.

La concentración en torno a los 25 –30 años (36%) conjugada con las entrevistas deja entrever una amplia franja de UDIs de vieja data  (entre 5 y 10 años) que continúan después de tanto tiempo el uso intravenoso y constituyen un foco continuo de riesgo no sólo de VIH sino de otras infecciones debido a las pésimas condiciones en que se realizan las inyecciones y al bajísimo contacto con las estructuras sanitarias.

Es evidente en todos los estudios, el rol decisivo de los UDI en la epidemia de VIH/SIDA en la ciudad. La transmisión sanguínea no sólo afecta a los UDIs, sino que, además, incrementa las infecciones a través de sus parejas sexuales y sus hijos.

Pese a la inexistencia de pruebas epidemiológicas consistentes y definitivas algunos especialistas del tema refieren una disminución en las tasas de contagio por uso intravenoso de drogas. Dos estudios comparados, realizados en consultantes por adicciones a Servicios de Toxicología, mostraron una disminución en las consultas por UDI de 16% en 1994 a sólo 3% en 1997. Tal disminución  no se ve reflejada en la incidencia de los UDI en el VIH (siempre mayor al 30% ni se corresponde con la frecuencia con que los UDIs consultan en otros Servicios, por lo cual creemos necesario correlacionar este hecho con los tipos de abordajes o la oferta planteada (en el mismo estudio las consultas de pacientes con VIH disminuyó de un 32% en 1994 a un 8% en 1997). Aún si ello fuera cierto, aún si la incidencia directa  actual de los UDIs en la transmisión no fuera del 60% sino que hubiese descendido a 35 o 30% ello no nos eximiría en absoluto de implementar soluciones probadamente eficaces para lograr reducciones sustanciales y el mantenimiento de las mismas en la incidencia.

Este problema no fue ni es tomado adecuadamente en las políticas sanitarias, el UDI continúa siendo un fuerte tabú en el país de los UDIs.

 

Conclusiones:

Más allá de la epidemia de VIH, el UDI entraña una gran cantidad de riesgos, costos y daños para sí y la sociedad que ocurren diariamente ante nuestros ojos (clínicos o no) y para los cuales podrían tomarse medidas adecuadas, existen medidas adecuadas y probadas. Obviamente su implementación exige mucho trabajo, esfuerzo y creatividad (y presupuesto económico) para superar obstáculos, pero tal disponibilidad no se observa hoy en las personas sobre quienes recaería la obligación de la iniciativa.

El Boletín Epidemiológico del Programa Municipal de SIDA 1997 concluye que: “En síntesis, se puede plantear a la vista de estos análisis que el uso de drogas endovenosas constituye el centro de preocupación para el diseño de estrategias de prevención... (para VIH)”. Las recomendaciones del Informe Final del MAP, Monitoring the AIDS Pandemic (avalado por ONUSIDA), Estado y tendencias de la epidemia del VIH/SIDA en América Latina (Dic.1997)  declaran en su punto cinco sobre UDIs:

En lugares donde la transmisión del VIH por drogas inyectables sea significativa será necesario hacer hincapié en los programas de intercambio de jeringas combinados con programas intensivos de educación sexual y salud reproductiva para los usuarios de drogas y sus compañeros sexuales”.

Argentina detenta en este sentido un récord,  41%  sólo de contagios directos por UDI, sin embargo, a diferencia de nuestros cercanos y activos colegas brasileños, nadie sueña o se atreve a mencionar en voz alta tal posibilidad de implementar programas de intercambio de jeringas pese a la avalancha de evidencia científica que los avala desde hace más de 10 años en todo el mundo

Es de esperar que los nuevos vientos que hablan cada vez más a menudo de reducción de daños (con un apoyo cada vez mayor de parte de organismos internacionales como la OMS, ONUSIDA,  el Banco Mundial,  NIDA, etc.) impulsen fuertemente estas iniciativas.

Finalmente, la misma inexistencia y dejadez en el tema del estudio epidemiológico de las adicciones en nuestro medio (no existen estudios oficiales confiables Provinciales, Municipales, Nacionales ni de ONGs acerca de la prevalencia, incidencia, patrones de uso, tasa de remisión sin y con diversos tratamientos, seguimientos en el tiempo, etc.) demuestra la falencia crónica de programas y dispositivos eficaces, que van desde el desconocimiento epidemiológico de nuestra realidad hasta la falta de espacios asistenciales para los adictos. Recordemos que hay muy pocos lugares en la ciudad que tienen atención gratuita para adictos que sean de fácil acceso, y eso contando que no existe una actitud de “salir a buscar al problema”; rechazado, más que atraído hacia los lugares asistenciales, pocos, con escasos recursos y sin promoción de su atención (ya que no podrían atender a la demanda si esta realmente acudiera en busca de atención). Estos problemas están a la base del  largo camino que nos espera hacia la instauración de intervenciones y Programas que se hagan cargo realmente y en medida integral del inmenso problema que representan en nuestra ciudad y en nuestro país, la población de adictos, y en especial  aunque no exclusivamente,  de aquellos intravenosos.

 

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                                                                                              Rosario,16 de Mayo e 1999

 

*La versión de base del presente artículo fue presentada en la X International Conference on Drug Related Harm, Ginebra, Suiza, 21 – 25 de Marzo de 1999, bajo el título  “Epidemiologic Profile of Drug Addiction on IDU population in Rosario City, Argentina First approach in the use of  Rapid Assessment Methods (IDU-RAR)”. También fue publicada, con el actual formato, en la Revista de la Sociedad Argentina de Sida. Año 1, Volumen 3, Junio de 1999.

**Médico Psiquiatra. Coordinador del Observatorio Epidemiológico en Adicciones del CEADS – UNR. Investigador Asociado del CEADS-UNR (CRSM).  Dottore in Medicina e Chirurgìa per l’Università degli Studi di Torino (Facoltà di Medicina e Chirurgìa), Italia.

*** Psicóloga - Psicoanalista - Master en Drogadependencias por la Universidad de Barcelona - Directora del Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias y SIDA de la Universidad Nacional de Rosario y del Servicio Asistencial para Drogadependientes del Centro Regional de Salud Mental “Agudo Avila” de Rosario.